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miércoles, 23 de marzo de 2016

Estar en contacto


Me complace presentar la primera colaboración (que espero sea duradera) en treferblog.

El artículo que sigue es de Carmen, que se estrena en este blog como autora invitada. Sin más, os dejo con el post, que se presta al debate...

Estar en contacto (fotolia)

"Estar en contacto", por Carmen:


“Si estas tendencias mezcladas se desarrollaran sin obstáculos, hombres y mujeres serían remodelados siguiendo la estructura del mol electrónico: un enchufe portátil, moviéndose por todas partes, buscando desesperadamente tomacorrientes donde conectarse. Pero en la época que auguran los smartphones, es probable que los enchufes sean declarados obsoletos y de mal gusto, y que tengan cada vez menos calidad y poca oferta. Incluso a largo plazo  lo más probable es que los enchufes desaparezcan y sean reemplazados por baterías desechables que venderán los kioscos de todos los aeropuertos y todas las estaciones de servicio de autopistas y caminos rurales. Parece una distopía hecha a la medida de la modernidad líquida… adecuada para reemplazar los temores consignados en las pesadillas al estilo Orwell y Huxley."  (Zygmunt Bauman, "La modernidad líquida", 1999)


Es inevitable sentir un escalofrío al leer este símil de Bauman. Hombres y mujeres, convertidos en pequeños enchufes corriendo azarosamente en busca de una toma de corriente donde conectarse.
Más allá de la denigrante conversión en enchufe, me sobresalta esa enloquecida búsqueda de "algo a lo que conectarse". Porque es reconocible a diario.
Ya no esperamos que lo exterior venga a nosotros, sino que vamos nosotros a buscarlo, selectivamente, a veces enloquecidamente. Se trata de estar en conexión. Expresión eléctrica. ¿Cuándo la asumimos como normal para describir nuestra conducta? Ese mismo día alcanzamos el punto de no retorno.
Se trata de estar en contacto, de no quedarse fuera. Como si las redes y el mundo fueran conceptos intercambiables. Pero, ¿estar en contacto con quién?, ¿y para qué? Dice Bauman:
"el diálogo real no es hablar con gente que piensa lo mismo que tú. Las redes sociales no enseñan a dialogar porque es tan fácil evitar la controversia… Mucha gente usa las redes sociales no para unir, no para ampliar sus horizontes, sino al contrario, para encerrarse en lo que llamo zonas de confort, donde el único sonido que oyen es el eco de su voz, donde lo único que ven son los reflejos de su propia cara. Las redes son muy útiles, dan servicios muy placenteros, pero son una trampa".
Las redes sociales serían, para Bauman, como ese espejo manipulado para devolvernos nuestra imagen mejorada, para seguir encerrados en nuestro mundo, oyendo los ecos de nuestra propia voz. Otra de las dulces mentiras que nos gusta contarnos.
Como aquel poema de los espejos de Borges, que termina diciendo:
"Dios ha creado las noches que se arman
 de sueños y las formas del espejo
para que el hombre sienta que es reflejo
 y vanidad. Por eso nos alarman".